martes, 30 de julio de 2024

Poemario: La caza puede esperar, de Harold Alva


 Poemario: La caza puede esperar (Editorial Suma. 2023) de Harold Alva (Perú. 1978)


EL LLANTO OSCURO

Javier Acosta Romero

Dos vertientes pueden encontrarse en el poemario de Harold Alva, La caza puede esperar, la primera es la animalidad de lo humano que la fábula trabaja desde hace miles de años en lo que se conoce como prosopopeya; lo traemos en los genes y lo encuadramos de manera coloquial simplemente al gritarle a alguien con molestia “animal”.

Nuestra oscuridad es animal, así que la primer vertiente de Harold Alva es sumergirse en esa oscuridad  para descubrir su belleza en un jaguar que ruge en la tormenta, en otro cuyo sigilo alerta a unos cuervos, en un puma que irremediablemente bebe alcohol como lo haría un hombre para darse valor (“En esta mesa un puma bebió / los tragos más fuertes de la tarde”). Ese camino inevitable que va de la naturaleza a la civilidad , cae por fuerza en la oscuridad humana de la guerra, donde también hay belleza por quienes escriben desde ese afán imperial de arrancarle por fuerza a la naturaleza un poema.

Entra entonces la segunda vertiente, que conjunta los apuros y singularidades creativas de la escritura. El poeta hace uso de sus recursos, pone en práctica sus saberes técnicos, se aleja de la oscuridad para entrar en los territorios de la formalidad de un poema; exigencias emotivas (quizás no sanas) pero efectivas para el poeta (“Toco un poema: / le hablo de mis animales, / de la emoción de mis bestias; / lo abrigo / con la ansiedad de escribirlo.”); versos que en adelante lo llevan al origen, lo redirigen al redescubrimiento de la imagen materna, la imagen paterna, a la seguridad pasajera de pisar en firme el equilibrio de estos lances literarios, técnica y oscuridad: llanto, el llorar humano (“Un hombre que ha muerto tantas veces / tiene claro que la vida es un espejismo, / un animal insólito en cuya piel afila el cielo. // Por eso aúlla, / por eso el sauce es su metáfora perfecta”); oscuridad desbordada que delata soledad y finitud existencial, la impotencia humana frente a las fuerzas vivas de lo natural.

Pensaba transmitir el poemario de mano en mano pero, esa cosa humana del atesorar me llevó a este acto del comentario y la creación de expectativas que espero sea suficiente para que alguien más aceche hasta dar con el poemario aguerrido de Harold Alva.