Javier Acosta Romero
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Instrucciones:
NOTA ACLARATORIA: Llama la atención que por titularse el poemario Insinuación del incendio, más de un enterado asegura que entonces es evidente que los poemas de éste libro no tratan con el fuego propiamente, sólo con sus insinuaciones, sin llegar al incendio (sic). Poemas que parecen incendios pero no lo son. Entonces, declaran muy augustos que no ocurre el fuego en el poemario que aquí se trata. ¡Caray! Creo que los peligros de la crítica más tradicional siguen arrastrándose en presentaciones del siglo XXI, porque además, los presentadores se atreven a hacer estas declaraciones frente a la autora, América Femat, más condescendiente que convencida porque asegura que los lectores tienen libertad para interpretar lo que quieran de cualquier poema ya que son textos que al publicarse dejan de pertenecerle al autor. De acuerdo. Pero en una presentación formal que busca que los lectores adquieran el libro, decir que el título está equivocado (y con ello seguramente también los rojos y anaranjados de la portada, que hacen alusión al fuego). Decir que no hay fuego cuando los textos manifiestan incendios, combustión y explosiones... es sentirse por encima de la autora, quien al parecer, entonces, no supo lo que escribió. Incluso le aseguran que sigue en el agua, en un poemario de hace tres años, como si el fuego no tuviera un comportamiento fluido. América Femat ya escribe poesía de altos vuelos. Además, quien no se dé cuenta que una presentación de libro es para promover la venta del mismo, no debería atreverse a dejarle tareas a la autora, muy seguros de lo que la autora es capaz de hacer. Pues bien, frente a eso, la presente reseña continúa apoyando lo que el poemario plantea: tratamientos del incendio, fenómeno propio de la combustión que desata el fuego al crecer, hasta convertirse en incendio. Sin fuego, los bomberos no acuden a apagar ningún incendio, que es la propagación del fuego. El título del libro no es insinuación del fuego. El poemario de Femat da cuenta de fuegos vivos, diversos, e insinúa las muchas maneras que tiene para descontrolarse. Esos descontroles son las insinuaciones, videncias de incendios, irremediables algunos, provocados los más.
FIN DE LA NOTA ACLARATORIA.
Vamos a las instrucciones:
1.-Tenga a la mano el poemario en cuestión.
2.-Si ya lo ha ojeado o leído, darse la oportunidad de leer de corrido el siguiente texto:
Conectar con Insinuación del incendio (Burroughs.2025), requirió desconectarme del anterior poemario de la autora, Los designios del agua (2022). Sé que cuando quiera puedo regresar a los poemas del agua pero, los tuve que hacer a un lado para mirar esta continuación del trabajo de América Femat; observar sus objetos, la manera como se sostienen y la manera como estallan en cada lectura.
Advierto que sostenerse y estallar son condiciones propias del fuego. Incluso creo que el fuego retrata mejor esta sensación de que, la vida, ya no da tiempo para cumplir con formalidades canónicas, sólo da tiempo para gritar o vibrar en términos más cuánticos. La dinámica cuántica –se descubre–, posee cualidades del fuego. Se vibra con los poemas de Insinuación del incendio (Femat. 2025), se siente la estridencia inacabada de lo que es sobrevivir en una ciudad: Lo que poco importa II (p 29). Me despreocupo de las formas y me alerto ante fenómenos llenos de incertidumbre: Los pájaros (pp 22-23).
Insinuación del incendio, se vuelve una verdad a explorar para apropiarme de ella hasta vivirla como una verdad que me permito reconocer como algo necesario: A un hombre que regala flores (pp 20-21). Ya no estamos para explorar territorios sino para expandirnos sin trasladarnos a otro universo: Aire (p 15).
Me resigno a las diferencias entre los dos poemarios de América Femat y me interno en el calor de la piedra del poema: Aromas II (p 56); o me permito sentir la flama de una hoguera en: Quién escribiría… (p53); o resisto la quemadura del ser encarnado, molecular-divino en: No es la razón (p49).
Cada lector decide el poemario que será su propio Camino de Santiago, porque la poesía bien escrita descubre el peso de las palabras al tiempo que su energía se acelera, ya por calor, ya por locura o por irreverencia, lo que hace posible sostenernos en los escalofrío de la fascinación de un pan recién horneado por algo parecido a un Dios, una especie de cupido que hizo de las suyas y escapó: A un panadero joven (p51).
El cuerpo de un lector, por costumbre puede dedicarse a levantar barreras para dedicarle tiempo y comprensión a una nueva lectura. Sin embargo, la poesía, en la situación que se ande conecta cual aguijón de abeja dispuesta a visitar la muerte, es el caso de: A través del ámbar de la tarde (pp 45-46), donde explota la luz a manera de ilusión y de respuesta, porque es preferible descubrirse en el interior iluminado de un ámbar, que saberse el combustible doloroso de un incendio fuera de control que acontece y nos aniquila.
Nuestro cuerpo habla, construye sus barreras de comprensión, sus diques de gozo. Y esta vez el camino me pareció por varios días un camino de espinas con semanas de soledad, hasta permitirme notar soplos de vida en un elemento que goza con abusar del aire, que se enfebrece nutrido con la tierra y que disfruta un cuerpo que se ama cuando hace vapor del mar y de los ríos, sólo para mover el mundo como Sísifo su piedra, un día más. Fuego que amenaza en Insinuación del incendio (2025), con cada poema que contiene.
Juego, fuego, ardor, herida de algo que quiero al tiempo que lo incendio de la peor manera. Situación que en sí misma parece un acto placentero, muy al modo de un incendio real, sin darme tiempo a reconocer lo incorruptible, el tiempo de unas cuantas cenizas. Lenguas de fuego muertas, cargadas de nostalgia.
3.-Ahora sí, vaya leyendo más de una vez cada poema que se señala en los paréntesis. Y si es su deseo, puede cotejar lo que se intuye en esta reseña sobre el efecto estético indicado.
4.-No se resista.
(América Femat. //Tomado de la contraportada del poemario) |