Javier Acosta Romero
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Instrucciones:
1.-Tenga a la mano el poemario en cuestión.
2.-Si ya lo ha ojeado o leído, darse la oportunidad de leer de corrido el siguiente texto:
Conectar con Insinuación del incendio (Burroughs.2025), requirió desconectarme del anterior poemario de la autora, Los designios del agua (2022). Sé que cuando quiera puedo regresar a los poemas del agua pero, los tuve que hacer a un lado para mirar esta continuación del trabajo de América Femat; observar sus objetos, la manera como se sostienen y la manera como estallan en cada lectura.
Advierto que sostenerse y estallar son condiciones propias del fuego. Incluso creo que el fuego retrata mejor esta sensación de que, la vida, ya no da tiempo para cumplir con formalidades canónicas, sólo da tiempo para gritar o vibrar en términos más cuánticos. La dinámica cuántica –se descubre–, posee cualidades del fuego. Se vibra con los poemas de Insinuación del incendio (Femat. 2025), se siente la estridencia inacabada de lo que es sobrevivir en una ciudad: Lo que poco importa II (p 29). Me despreocupo de las formas y me alerto ante fenómenos llenos de incertidumbre: Los pájaros (pp 22-23).
Insinuación del incendio, se vuelve una verdad a explorar para apropiarme de ella hasta vivirla como una verdad que me permito reconocer como algo necesario: A un hombre que regala flores (pp 20-21). Ya no estamos para explorar territorios sino para expandirnos sin trasladarnos a otro universo: Aire (p 15).
Me resigno a las diferencias entre los dos poemarios de América Femat y me interno en el calor de la piedra del poema: Aromas II (p 56); o me permito sentir la flama de una hoguera en: Quién escribiría… (p53); o resisto la quemadura del ser encarnado, molecular-divino en: No es la razón (p49).
Cada lector decide el poemario que será su propio Camino de Santiago, porque la poesía bien escrita descubre el peso de las palabras al tiempo que su energía se acelera, ya por calor, ya por locura o por irreverencia, lo que hace posible sostenernos en los escalofrío de la fascinación de un pan recién horneado por algo parecido a un Dios, una especie de cupido que hizo de las suyas y escapó: A un panadero joven (p51).
El cuerpo de un lector, por costumbre puede dedicarse a levantar barreras para dedicarle tiempo y comprensión a una nueva lectura. Sin embargo, la poesía, en la situación que se ande conecta cual aguijón de abeja dispuesta a visitar la muerte, es el caso de: A través del ámbar de la tarde (pp 45-46), donde explota la luz a manera de ilusión y de respuesta, porque es preferible descubrirse en el interior iluminado de un ámbar, que saberse el combustible doloroso de un incendio fuera de control que acontece y nos aniquila.
Nuestro cuerpo habla, construye sus barreras de comprensión, sus diques de gozo. Y esta vez el camino me pareció por varios días un camino de espinas con semanas de soledad, hasta permitirme notar soplos de vida en un elemento que goza con abusar del aire, que se enfebrece nutrido con la tierra y que disfruta un cuerpo que se ama cuando hace vapor del mar y de los ríos, sólo para mover el mundo como Sísifo su piedra, un día más. Fuego que amenaza en Insinuación del incendio (2025), con cada poema que contiene.
Juego, fuego, ardor, herida de algo que quiero al tiempo que lo incendio de la peor manera. Situación que en sí misma parece un acto placentero, muy al modo de un incendio real, sin darme tiempo a reconocer lo incorruptible, el tiempo de unas cuantas cenizas. Lenguas de fuego muertas, cargadas de nostalgia.
3.-Ahora sí, vaya leyendo más de una vez cada poema que se señala en los paréntesis. Y si es su deseo, puede cotejar lo que se intuye en esta reseña sobre el efecto estético indicado.
4.-No se resista.
(América Femat. //Tomado de la contraportada del poemario)