(Portada del libro Tarot - Nuevo Método -2024) |
Javier Acosta Romero*
Esa necesidad humana por encontrar respuestas que orienten de manera segura nuestros esfuerzos, sea para amar, sea para gobernar, sea para ganar salud, sea para vencer al oponente siempre han existido. El más conocido recurso para lograrlo consistía en consultar el oráculo del dios Apolo, en el famoso templo de Delfos, en Grecia, hace dos mil ochocientos años.
Carrozas llenas de tesoros llegaban a Delfos, pero también la gente más humilde; todos tenían derecho a realizar sus consultas ofrendando de manera proporcional: Generales que deseaban saber cómo ganar la guerra, campesinos que querían saber si se daría su cosecha o su ganado. Platicaban con la Pitia, la mujer encargada de profetizar y esperaban por varios días a que fuera un tiempo propicio para que el rito ocurriera con éxito. Llegado el momento, la Pitia entraba en trance y sus reacciones eran interpretadas por un sacerdote para esclarecer las respuestas del oráculo, haciendo que el mensaje fuera entendido por el consultante, a quien le esperaba un largo camino de regreso a casa si no vivían en las proximidades de Delfos.
Hoy en día, el trance profético y la interpretación del sacerdote se realizan en un sólo acto de consulta en un lapso de 3 a 40 minutos, utilizando una novedosa tecnología icónica que no requiere de rituales mayores ni de acudir a templos lejanos. Hablamos del Tarot, cuya invención significó un salto tecnológico gigantesco ya que los consultantes pueden acceder con facilidad e inmediatez a las revelaciones proféticas. Sin embargo, acudir a consultar el tarot (una actualización del oráculo de Delfos) es una actividad con poco prestigio social y por ello se prefiere consultarlo a escondidas. El alto honor que significaba hablar con el dios Apolo ha quedado en el olvido por las maneras y costumbres científicas, propias del razonamiento lógico, apoyadas incluso por las limitaciones ortodoxas que imponen varias instituciones religiosas.
Al tarot se le acusa de pertenecer a las artes de la magia y la adivinación, entendiendo por magia la utilización de la energía oscura para manipular a capricho otra energía oscura. La magia trabaja con la oscuridad y con ello con la mentira, es decir, la magia (cualquiera) produce daños motivados por el egoísmo de las personas con poder, frente a los cuales otras personas con poder reaccionan de la misma manera: producen un daño mayor que rompa al primero. Eso es usar la magia.
Cualquiera que utilice el tarot como un instrumento de oscuridad alimenta el egoísmo de las personas y las hace sentirse cómodas en la mentira. Pero no es la manera sana de usar el tarot ya que la tradición apolínea (la del dios Apolo) trabaja con la luz y con la verdad, energías que no necesitan alimentarse, sólo necesitan ser aceptadas por el consultante, a quien el tarot le descubre el potencial de su propia luz, proporcionándole mayor madurez y sabiduría.
Cada quien es libre de acercarse a las artes que prefiera (luminosas u oscuras), lo que debe evitarse es acercarse a las artes oscuras en la desesperación ya que el consultante está dispuesto a todo con tal de que sus males terminen y, eliminar un mal con otro mal sólo oculta al primero, lo vuelve imperceptible pero no lo elimina; al contrario, esa solución se convierte en una deuda porque a diferencia de la luz y la verdad, los daños y las mentiras suelen acumularse y podrirse, sin por ello eliminarse. Es importante descubrir la luz en la oscuridad, no aporrearla y desmerecerla. Descubrir la luz (dar con la verdad) se sabe (los terapeutas lo saben) es doloroso, incómodo pero saludable. Y la salud le devuelve a las personas tranquilidad y alegría.
Ante estas dos posturas lo que se vuelve evidente es la actitud con que el consultante espera resultados, lo que revela otra problemática ya que, ante consultas concretas como lo puede ser un cambio de empleo, el tarot del siglo XXI mejor intencionado, luminoso, apolíneo le impone al consultante revelaciones espirituales y de trascendencia del alma, revelaciones que chocan con la necesidad laboral, terrena, humana, de quien busca una mejora material. Los enfoques terapéuticos no revelan soluciones mundanas. No es de extrañar entonces que el consultante prefiera hacer uso de la magia para obtener el empleo que desea o a la persona que desea o el poder que anhela, claro, con las deudas oscuras ya señaladas.
Sin embargo, con un enfoque humano, en busca de la verdad y no empecinado en la trascendencia espiritual sino en su luminosidad, hace que el tarot resuelva las cuestiones laborales, empresariales, juntas o entrevistas importantes, las dudas emocionales, aspectos de nuestra salud, o cuestiones ordinarias como lo es la elección de un veterinario para nuestras mascotas, de un mecánico para nuestro auto o la elección para realizar una compra o una venta ya que el tarot no es una entidad diferente a nosotros, no es un hado, ni una alma universal, el tarot revela un contacto profundo con el inconsciente del consultante, con la parte más sabia de nuestra alma y de nuestro corazón.
El inconsciente nunca duerme, acumula información, la organiza a su manera y una consulta de tarot descubre en ese orden las prioridades de nuestra alma. Si a alguien no podemos traicionar ni engañar es a nosotras mismas –a nosotros mismos– o nos traicionamos aceptando las consecuencias oscuras. El tarot le da voz a esa entidad que vive en nuestro corazón y en nuestra consciencia, no para hacernos buenas personas sino para hacernos mejores personas. Las cartas del Tarot de Marsella, demuestran ser excelentes vehículos del alma, comandos nutritivos, sanadores, sabios, resolutivos.
Se nos olvida, por ejemplo, la mecánica luminosa de los milagros, la factibilidad de los mismos en la historia de la humanidad, siendo los más conocidos aquellos que recuerda la cristología, como lo es la resurrección de Lázaro, la multiplicación de los panes, la transformación del agua en vino en la boda de Canán. Los milagros de los apóstoles y de religiosas y religiosos en el tiempo; las creaciones prodigiosas y profundas de los grandes artistas como Shakespeare, Ibsen, Brecht, Miller, Balzac, Zola, Hesse, Unamuno, Lorca, Sor Juana Inés, Rodolfo Usigli, Juan Rulfo, Fernando del Paso que, en diferentes épocas, nos descubren esa conexión con la luz y la verdad, que es como se obtiene sabiduría, madurez, tranquilidad, alegrías, soluciones, sin necesidad de recurrir a la magia.
La experiencia que como intérprete del tarot he acumulado en los últimos veinte años, ha sido estudiando el tarot más antiguo y misterioso que existe, el Tarot de Marsella (S.XVII), en la versión más actualizada del mismo, que es la edición de 1997, de Alejandro Jodorowsky y Philippe Camoin, quienes se propusieron restaurar el Tarot de Marsella original, sin necesidad de cambiar la icónica de las cartas, como sí lo hicieron los hermetistas de la orden Golden Dawn, en 1909, con la publicación de su tarot Rider-Wait, que rompe con los valores de la tradición del tarot tipo Marsella.
Es un asunto que en el fondo se vuelve cultural. Mi formación como dramaturgo y escritor literario, me hace reconocer la belleza y misterio de las imágenes restauradas del Tarot de Jodorowsky & Camoin (1997), las cuales superan por mucho las ilustraciones del tarot Rider-Wait (1909). Y este misterio que revelan las imágenes del tarot de Marsella se confirma porque son pocos los tarotistas que lo interpretan, y son menos los que trabajamos con los 78 arcanos del mismo, por su complejidad operativa.
Mientras la visión de Jodorowsky niega la adivinación, la visión de Camoin la promueve y demuestra. Mientras Jodorowsky evita leer las cartas que se muestran al revés, Camoin les da sentido. Mientras Jodorowsky plantea el uso del mandala que él descubrió a partir de una dinámica esvástica, Camoin se establece en la tradición del mandala 3x7 y 7x3. Estar con uno o con otro es evidente que debilita el uso de las cartas y obliga a los nuevos aprendices a resolver problemáticas interpretativas que no se sostienen en la práctica. Por ejemplo, los valores de las copas, que en la tradición expresan sentimientos pero que son comunes en situaciones políticas o en guerras. Otro caso, los valores de las espadas, que en la tradición expresan intelecto, pero en la práctica revelan relaciones sentimentales.
Es la práctica la que obliga al tarotista a actualizar los valores de las cartas, situación que me llevó a descubrir un nuevo mandala que organiza dentro de dos recuadros de 8x5, la totalidad de los arcanos del Tarot de Marsella, lo he llamado “El Juego de El Loco y El Mundo” y explico los pormenores del mismo, su funcionamiento, sus valores y posibilidades interpretativas y operativas en el libro Nuevo método: El juego de El Loco y El Mundo: Lee las 78 cartas del Tarot de Marsella (2024), libro que yo mismo distribuyo y utilizo en consultas y cursos.
En las redes sociales tengo publicados videos donde demuestro el uso de este mandala (Dramaturgia y Tarot en TikTok o El Tarot de Javier en Instagram), con resultados que le dan vigencia y continuidad a esos esfuerzos humanos, sorprendentes, identificados con la energía luminosa de Apolo, y que continúa de manera evidente en la tradición milagrosa de la cristología, hasta llegar a nuestra época, donde se replica en lo posible con las terapias sistémicas, como la de Bert Hellinger. Dar con la verdad, encararla, aceptarla, incorporarla a nuestra vida nos pone en sintonía con nosotros mismos y con nuestro entorno inmediato. De ahí en adelante, sólo es dejarnos sorprender por la belleza del Mundo y la existencia.
Para consultas individuales o tomar un curso conmigo, sea para aprender tarot o actualizarse en este Nuevo Método, den de alta mi número y manden su mensaje por WhatsApp al (52) 55 3164 4674.
¡Que tengas un día revelador!
*Javier Acosta Romero, es Licenciado en Literatura dramática y Teatro, y es Maestro en Letras mexicanas, ambas por la UNAM. Ejerció el periodismo cultural en El Financiero, como columnista especializado en crítica teatral. Tiene publicadas en el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT) de Argentina, cuatro obras que fueron finalistas en diversos concursos nacionales y que, en conjunto, tienen más de 50 mil descargas hasta el momento. Tiene publicado un libro de cuentos para trabajar en la secundaria y el bachillerato, La Tarde (Amazon. 2023). En sus tiempos libres se ha dedicado desde hace 20 años a estudiar e interpretar el Tarot de Marsella, aprendizaje que sistematiza en el libro “El juego de El Loco y El Mundo” (2024). Alimenta desde 2006 su blogspot: javieracostadramaturgo, con reseñas diversas sobre teatro, literatura y carteles publicitarios.
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